Resumen:
Con el apoyo de la Conferencia de Paz del Chaco en Buenos Aires, y la fundamental intervención del Dr. Carlos Saavedra Lamas, Premio Nobel de la Paz, tras años de negociaciones, el 21 de julio de 1938 se firmó el tratado de Paz, Amistad y Límites entre Bolivia y Paraguay, con la mediación de Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Estados Unidos. La Guerra del Chaco fue una dura prueba para el sostenimiento de los principios democráticos en el continente americano.
Palabras clave: mediación internacional, guerra del Chaco, Premio Nobel de la Paz, fuerzas de paz
«Nos circunda un mundo inquieto y agitado. Densas nubes hay en sus horizontes. Se cruzan a veces relámpagos. Vendrá, quizá, una gran tempestad, pero esta tempestad nos encuentra unidos, dispuestos a nobles consultas, a intercambios de ideas para resguardar nuestro continente de repercusiones que no podemos admitir y para volvernos también a todos los horizontes, ofreciendo la colaboración y la cooperación que estamos dispuestos a prestar a los grandes ideales humanos que no tienen límites ni restricciones continentales.» Carlos Saavedra Lamas
Breve biografía
Carlos Saavedra Lamas, nació en Buenos Aires, el 1° de noviembre de 1878, siendo sus padres Mariano de Saavedra Zavaleta y Luisa Lamas. Es descendiente de próceres de la Independencia argentina como Cornelio Saavedra, Presidente de la Primera Junta de Gobierno delas Provincias Unidas del Río de la Plata, entre otros.
Antes de cumplir los treinta años, Saavedra Lamas resultó elegido diputado
nacional (1908-1912), legislador de la provincia de Buenos Aires
(1912-1915).En el periodo 1941-1943 fue rector de la Universidad de Buenos
Aires. Excede este breve artículo el enumerar todos los cargos políticos nacionales
e internacionales que tuvo Carlos Saavedra Lamas. Baste recordar que por su
capacidad política y su fama mundial fue elegido en 1928 presidente de XI
Conferencia Internacional del Trabajo (OIT). Es la primera vez que un
argentino llegaba a esa destacada posición. Se desempeñó como vicepresidente y luego presidente de la Academia de Derecho
y Ciencias Sociales (1952-1954). Tiene varios escritos: «Economía colonial,
asalariados de la República Argentina», «Tratados Internacionales de tipo
social», «Por la paz de las Américas» y «Las huelgas en las minas de carbón
de Inglaterra.» Entre sus condecoraciones figuran la Gran Cruz de la Legión de Honor de
Francia, la orden del Cruceiro Do Sul de Brasil y la orden al Mérito Civil
de Chile. Además recibió importantes condecoraciones de los gobiernos de
Bolivia, Perú, Holanda, Alemania, y el Vaticano. Recibió el Premio Nobel de
la Paz en 1935. Murió en Buenos Aires el 7 de mayo de 1959, a los 80 años. Sus restos fueron
sepultados con honores en el cementerio de la Recoleta Según Porcelli (1991) en la Suramérica de los años treinta, la desventaja
económica, política y estratégica de Brasil frente a Argentina era enorme.
Esta última ejercía un verdadero dominio sobre el Río de la Plata, el cual
constituía su ruta comercial por antonomasia; Paraguay, además, era
considerado una especie de «feudo» argentino, vinculado por el Tratado de
Comercio de 1916, que estableció un régimen de franquicias y sanciones
aduaneras que permitían el libre comercio entre los dos países. Los grupos
económicos establecidos en Buenos Aires también tenían grandes intereses en
Bolivia, donde adquirieron considerables extensiones de tierra. De tal modo
que el Chaco Boreal estaba bajo control argentino. La cuestión del Chaco tomó importancia con las reparaciones paraguayas de la
Guerra de la Triple Alianza. Sin dinero, Paraguay tuvo que vender grandes
tramos de tierra en el banco occidental del Río Paraguay, los cuales fueron
a parar a manos de la familia argentina ganadera Casado Del lado boliviano, la necesidad de obtener una salida al mar se conjugó con
la suposición de que una vasta capa de petróleo existía en el Chaco, lo que
alimentó la ambición de sus dirigentes, como también de los paraguayos y
argentinos. Bolivia solicitó al gobierno argentino autorización para
construir en su territorio dos oleoductos, la cual fue negada. En este contexto, la mayor preocupación para Brasil era que Argentina, que
disponía de importantes recursos y adecuada organización económica, se
fortaleciera como potencia de América del Sur. ¿De qué manera operaron estos
intereses argentinos y brasileños en la búsqueda de una salida pacífica a la
confrontación del Chaco? Saavedra Lamas llegó a la Cancillería en 1932, en una coyuntura
particularmente difícil. El mundo sufría las consecuencias de la gran crisis
de 1929 y ya se hacían sentir las ideologías que terminarían por invadir
Europa y nos llevarían a una guerra mundial que cambió, a un precio
terrible, la configuración política internacional. Su personalidad reflejaba, nos cuenta Bersasategui (2009), un cuidadoso
equilibrio entre sus ideales y las realidades políticas. Entre los primeros,
estaba su constante preocupación por la paz. Un ideal que, en definitiva,
servía también al progreso de la Argentina. Este concepto de paz como fundamental para los objetivos de desarrollo de
Argentina unido a su condición de estudioso del campo laboral, atrajeron
inmediatamente su interés hacia la Sociedad de las Naciones. Mientras que Europa en los años ‘30 caía en el totalitarismo de las
dictaduras, América defendía valores democráticos como la libertad, los
derechos individuales o la solución pacífica de disputas. Esta dimensión
cultural impulsó la idea de hemisferio occidental como un Nuevo Mundo
unificado cultural e ideológicamente; o sea, políticamente superior y bajo
el liderazgo de Estados Unidos. Dicho esto, cabe aclarar que en la conferencia de La Habana (1928) se
catalizaron todos los resentimientos de los vecinos de las Américas,
provenientes de la aplicación, con fines «proteccionistas», de la Doctrina
Monroe en el periodo de 1889-1928. Como respuesta a las críticas al intervencionismo de la segunda mitad de los
años veinte, la política de buena vecindad propuesta por F. D. Roosevelt
incentivó el panamericanismo, pretendiendo suavizar la Doctrina Monroe sin
abandonar el deseo de liderazgo estadounidense. Las iniciativas decisivas para resolver el conflicto del Chaco estuvieron en
manos de Estados Unidos y Argentina. La intervención de la Sociedad de
Naciones entre mayo de 1933 y 1934 fue una excepción en la disputa entre
Washington y Buenos Aires por el título de pacificador de la contienda.
Mientras Estados Unidos quiso mostrar su liderazgo panamericano, probando
que el continente no necesitaba de la Sociedad de Naciones, Argentina
aprovechó la guerra para cuestionar ese liderazgo y convertirse en el
principal portavoz de los intereses del mundo iberoamericano. En 1935, desde Nueva York, Saavedra Lamas –representante por Argentina–
alertó a la Sociedad de Naciones sobre que el internacionalismo moderno no
podría crear una política bajo la forma de un supra Estado, porque
debilitaría las soberanías de los países. El desafío argentino no solo se
dirigía a la máxima autoridad en materias internacionales, sino también a la
potencia económica mundial del momento. Desde principios del siglo XX, Argentina había ofrecido en varias ocasiones
su mediación a Bolivia y Paraguay en relación con el diferendo sobre el
Chaco Boreal, sin que fuera posible hallar una solución. Tampoco había
tenido suerte la Comisión de Neutrales establecida por la Conferencia de
Washington, presidida por los EE.UU. que, curiosamente, no estaba integrada
por ninguno de los países vecinos a aquellos en conflicto. Como señalamos fue fundamental la participación de Saavedra Lamas en el
conflicto armado entre las Repúblicas de Bolivia y Paraguay por la posesión
de tierra denominada Chaco Boreal. La región central de Sudamérica conocida como Gran Chaco se divide de norte a
sur en tres regiones: Chaco Boreal (al norte del río Pilcomayo), Chaco
Central (entre el río antes citado y el río Bermejo) y Chaco Austral. El Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 600.000 km² y hasta
fines de la década de 1920 estuvo casi despoblada y sin explorar. Sus
límites son: al sur el río Pilcomayo y la Argentina; al este el río Paraguay
y la región oriental del Paraguay; al noroeste la pre-cordillera boliviana y
al noreste las regiones selváticas de Brasil y Bolivia. En el siglo XX esta
zona fue objeto de disputa entre Bolivia y Paraguay, lo que motivó la última
gran guerra entre naciones latinoamericanas. Mientras la Argentina se integraba a los trabajos de la Sociedad de las
Naciones, Saavedra Lamas como Canciller argentino debió abocarse a encontrar
una solución al conflicto armado entre Bolivia y Paraguay. Procuró subsanar
la deficiente composición de la Comisión de Neutrales Al constituir un grupo de apoyo con la participación de los países del A.B.C.
y Perú, Saavedra Lamas debió advertir a la Comisión sobre la necesidad de
evitar sanciones contra las partes, convencido que las presiones
internacionales no eran el camino para poner fin al conflicto. El Pacto ABC, cuyo nombre oficial era Pacto de No Agresión, Consulta y
Arbitraje, toma su nombre de las iniciales de Argentina, Brasil y Chile,
países que firmaron un acuerdo el 25 de mayo de 1915 para fomentar la
cooperación exterior, la no agresión y el arbitraje. El acuerdo fue una
forma de contrarrestar la influencia estadounidense en la zona y establecer
un equilibrio y mecanismos de consulta entre los tres países firmantes. La Conferencia de Paz del Chaco se inició en Buenos Aires entre mayo y junio
de 1935, bajo el liderazgo de Carlos Saavedra Lamas. Después de tantos
intentos, esta iniciativa, consiguió poner fin a la guerra sangrienta entre
Bolivia y Paraguay que ya se hallaban extenuados por el esfuerzo bélico. El Dr. Saavedra Lamas continuó intentando, con su característico tesón, un
arreglo a la disputa. Finalmente, el 11 de mayo de 1935, se constituyó en
Buenos Aires un grupo mediador presidido por el canciller argentino Carlos
Saavedra Lamas e integrado por representantes de los EE.UU., Brasil, Chile,
Perú y Uruguay, a la que se incorporaron los cancilleres paraguayo y
boliviano. Concluyeron el 12 de junio de 1935 con la firma de un protocolo
ratificado en 1938, que dispuso el fin de las hostilidades sobre la base de
las posiciones alcanzadas su finalización con la firma de un protocolo en
1935 con la intervención de un grupo mediador presidido por el Canciller
Argentino Carlos Saavedra Lamas. Con ese protocolo, Paraguay obtuvo el 75% de la zona en litigio y Bolivia el
resto, logrando el ansiado acceso al río Paraguay así como la localidad de
Puerto Casado. El Protocolo de 1935 estableció una Comisión Militar Neutral, presidida por
un general argentino, encargada de los arreglos relativos al cese del fuego
y la desmovilización de las fuerzas en oposición, misiones que cumplió
eficazmente. El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento
bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay
firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del
Chaco Boreal, previa aceptación por parte de sus respectivos cancilleres del
«Acta de cumplimiento y ejecución» del tratado de paz, amistad y límites
entre Bolivia y Paraguay El éxito logrado en la conclusión del conflicto debe asignarse, sin duda, a
Saavedra Lamas. Es cierto que tuvo la cooperación de otros países de la
región, pero nadie estuvo tan activo como él en las distintas etapas de las
gestiones diplomáticas que se realizaron. En el pensamiento de Saavedra Lamas, hay un rotundo no al armamentismo, pero
un igualmente rotundo sí al mantenimiento de fuerzas apropiadas para un
equilibrio militar razonable en la región o enfrentar situaciones
imprevisibles. Pero fue más allá, anticipando el futuro mundial. Al referirse a la Comisión
Militar Neutral responsable de ejecutar la separación y reducción de fuerzas
al finalizar la Guerra del Chaco, la llamó «una fuerza internacional,
enviada como policía internacional, para separar a dos ejércitos en guerra».
Saavedra Lamas ya pensaba en términos de fuerzas internacionales desplegadas
para el mantenimiento de la paz, tal como lo hacen hoy las Naciones Unidas.
Escribe nuestro autor: «Luego de la firma en Buenos Aires del tratado de fin
del conflicto parecía como si la paz necesitara de la canción inmortal, para
constituirse, al fin, en una realidad, el himno comenzó a escucharse.
Arriba, mirando hacia el cielo americano, ondeaban junto a la nuestra, las
banderas de Bolivia y Paraguay. Otra vez hermanas, como ayer. Esa noche, la
capital argentina se pobló de rumores jubilosos, que parecieron encontrar
resonancias en lo mejor del espíritu de sus ciudadanos. Mientras tanto, el
cable transmitía esta grata nueva a las alborozadas poblaciones de La Paz y
Asunción, que se dieron a demostraciones entusiastas, aun antes de conocerse
las bases del acuerdo. Es que, lo importante, era terminar con el estéril derramamiento de sangre;
cerrar la arteria abierta, cauterizarla, y a partir de entonces, en mesa
redonda, dictaminar lo que en justicia correspondía. Manifestaciones con
banderas nacionales recorrieron las calles de las ciudades y pueblos de la
tierra guaraní y el altiplano. Y, bajo ese signo augural, se inició otra era
de comprensión entre pueblos, sin diferencias y sin rencores, anhelosos de
forjar en la paz su destino. Los años darían fe de la buena voluntad que
asistió a los hombres que actuaron en las negociaciones de paz, y al sincero
y mutuo deseo de que aquellos ideales fructificaran para felicidad de las
naciones americanas.» El premio Nobel de la Paz le fue otorgado al canciller argentino Carlos
Saavedra Lamas, por su trabajo de mediación que puso fin a la guerra entre
Paraguay y Bolivia. Desde su fe católica, quizá influido por la encíclica
RerumNovarum, Saavedra Lamas entendió que la mejor manera de encontrar la
armonía entre los pueblos es a través de la justicia. Además de lograr la
pacificación entre dos pueblos hermanos, con la firma del Protocolo de Paz,
el canciller argentino evitó la injerencia de Estados Unidos en la región a
partir del hallazgo de petróleo en el Chaco boreal. Carlos Saavedra Lamas fue el primer argentino en recibir un premio Nobel. La participación en la Sociedad de las Naciones no fue un asunto fácil.
Argentina fue miembro originario de esta organización. En sus intervenciones en los órganos de la Sociedad, Saavedra Lamas mantuvo
una línea de absoluta coherencia con ese objetivo de asegurar la paz
mundial. Así lo hizo en cada ocasión en que las potencias del Eje violaron el Tratado
de Paz y el Pacto de la Sociedad. Cabe aquí recordar, por ejemplo, la
adopción de medidas económicas y un embargo de armas respecto de Italia, a
propósito de la invasión a Etiopía, pese a las reacciones adversas que se
produjeron en sectores de la comunidad italiana en Argentina La solución de esta disputa suscita la interesante cuestión del enfoque de
Saavedra Lamas sobre el papel de las fuerzas armadas, en apoyo a la política
exterior de la Nación. En distintas ocasiones, se refirió a las
consecuencias negativas del armamentismo, del que dijo que absorbía
capitales y energías y desordenaba el comercio internacional. ¿Desarme a cualquier precio? No. Sostenía que «el derecho internacional no
debe limitar jamás la legítima defensa de la Patria» y reclamó conciliar el
pacifismo con el respeto a las instituciones armadas, a las que calificó de
«custodios insustituibles» de los pueblos. Conviene recordar, a este respecto, que sus exitosas gestiones durante el
conflicto por el Chaco Boreal estuvieron apoyadas por el despliegue, a lo
largo de los 800 km. de frontera con los beligerantes, del Destacamento
Mixto Formosa, integrado por una agrupación de tropas de todas las armas y
servicios del Ejército y la Armada para frenar la guerra sangrienta entre
Paraguay y Bolivia Más allá del concepto de legítima defensa y la necesidad de un equilibrio de
fuerzas, situaciones inesperadas pueden requerir un despliegue imprevisto de
las fuerzas armadas, según Bersasategui (2009). Por orden de Saavedra Lamas, Argentina desplazó una pequeña pero moderna
formación naval, compuesta por el crucero 25 de Mayo y el destructor
Tucumán, para socorrer a ciudadanos argentinos y de otras nacionalidades
durante la guerra civil española. Me parece que este sería el único caso de
un país sudamericano que despacha una fuerza naval para operar, con fines
humanitarios, en un país europeo. Está claro entonces que, en el pensamiento de Saavedra Lamas, hay un rotundo
no al armamentismo, pero igualmente rotundo sí al mantenimiento de fuerzas
apropiadas para un equilibrio militar razonable en la región enfrentar
situaciones imprevisibles. Saavedra Lamas ya pensaba en términos de fuerzas internacionales desplegadas
para el mantenimiento de la paz, tal como lo hacen hoy las Naciones Unidas.
Carlos Saavedra Lamas fue un hombre excepcional y un estadista que dio gran
prestigio y honor a la Argentina. Sus objetivos fueron los tradicionales de
nuestro país. Pero los promovió con una tenacidad y habilidad
extraordinarias, acrecentando el prestigio de la Argentina y destacándose
como una de las grandes figuras de la diplomacia mundial. Fueron esas las
virtudes que demostró en la difícil y noble tarea de representar a la
República y que le dieron un lugar privilegiado en la historia argentina.
Berasategui, V. (2009).Carlos Saavedra Lamas. Consejo Argentino para las
Relaciones Internacionales. Serie de Artículos y Testimonios,
56.Recuperado de: http://bit.ly/2icOBOG Colmenares, L. O. (1999).Martín Güemes, el héroe mártir. Buenos Aires,
Argentina: Fundación CEPA. Guerra del Chaco (s.f.) En Wikipedia. Recuperado de http://bit.ly/2icOGBY Guerisoli, E., (2006).Evolución del concepto de legítima defensa.
Centro Argentino deEstudios Internacionales Programa Derecho Internacional.
Recuperado de http://bit.ly/2hppLtn Porcelli, L. A. (1991).Argentina y la guerra por el Chaco Boreal.
Buenos Aires, Argentina: Centro Editor de América Latina. Recuperado de
http://historiaybiografias.com/saavedra_lamas/ Saavedra Lamas, el primer nobel argentino (s.f.). El Historiador.
Recuperado de: http://bit.ly/2hpr4ZnGuerra del Chaco Boreal antecedentes
Camino hacia la paz
Fuerzas armadas con fines de ayuda humanitaria
Referencias
Otras fuentes